Durante la fase de crecimiento, cuando el perro es cachorro, se han de extremar sus cuidados, tanto para prevenir como para tratar con rapidez cualquier patología. Cuando es adulto, los problemas aminoran y su organismo los resiste mucho mejor.

- El virus del Moquillo canino, que en la mayoría de los casos acaba siendo mortal o deja secuelas en el adulto. El modo de prevenirlo es vacunar el animal y mantenerlo fuera de posibles contagios.

- El Parvovirus y Coronavirus

- La hepatitis infecciosa

- La “tos de las perreras”

- Cualquier virus respiratorio, etc..

Puesto que son enfermedades sin tratamiento específico, tan sólo sintomático, es decir, no se detecta hasta que la infección vírica se manifiesta, cualquiera de ellas puede ser peligrosa. Hay que tener en cuenta que el cachorro cuenta con un sistema inmunitario tan precario que no las puede hacer frente por sí solo.

Vómitos

Los vómitos pueden acabar por ocasionar debilitamiento del animal, su deshidratación si persisten y una inflamación del tubo digestivo si terminan acompañados por diarreas, anorexia (pérdida de apetito) y decaimiento.

El vómito puede estar causado por un simple atracón pero también puede ser una manifestación de patologías más serias:

- Enfermedades infecciosas (Parvovirus, Coronavirus, etc..)

- Obstrucciones por algo que ha comido (cuerpo extraño)

- Inflamaciones de la mucosa gástrica

- Intoxicaciones (raticidas, herbicidas, jabones, fármacos, etc..)

- Neoplasias

-Parásitos, peritonitis, pancreatitis, insuficiencia hepática o infecciones en otros órganos que no sean el tubo digestivo.

En líneas generales, cuando el vómito se repite más de una vez y le acompañan otros signos (fiebre, decaimiento, etc..) debemos acudir al veterinario.

Si el vómito se produce una sola vez y no varía el estado general del animal, como medida de prevención habrá que dejarlo unas horas en ayuno de sólido (que dependerá de su edad y estado fisiológico) y reducir su ingestión de líquido.

Diarreas

Las causas de diarrea, al igual que en el vómito son diversas.

- Alimentos de mala calidad o alergia alimentaria

- Cambios bruscos en la dieta

- Parásitos intestinales (helmintos, protozoos, giardias, coccidios...)

- Causas infecciosas víricas y bacterianas

- Intoxicaciones (pesticidas, fármacos, metales pesados)

- Pancreatitis.

Si la consistencia y color de las heces varía, repercutiendo en la absorción de los alimentos en el intestino, se ha de procurar al animal un tratamiento lo antes posible. Conviene no dejar pasar más de 24 horas si la diarrea persiste y acudir al veterinario, puesto que puede deberse a algo importante. Habrá que mantener el animal a dieta de alimento sólido, pero no retirarle el agua, siempre y cuando no aparezcan vómitos.

Pueden venir provocados tan sólo por irritaciones en la mucosa nasal o ser consecuencia de una enfermedad respiratoria. En animales adultos, la tos puede conllevar problemas cardíacos.

Entre las posibles causas de tos tenemos:

- Infecciones respiratorias víricas

- Bronquitis y traqueobronquitis bacterianas

- Enfermedad parasitaria por vermes (dada la migración por los pulmones de los parásitos)

- Infecciones por hongos

- Cuerpos extraños

- Colapso traqueal (típico en razas pequeñas)

- Problemas cardíacos, tromboembolios, trastornos de la circulación (con sangre)

- Neoplasias

Puede darse en cualquier animal, da igual su edad y raza. Normalmente es debido a situaciones de juego o que son insaciables, ya que todo se lo meten en la boca (pilas de reloj, chupetes del niño, pinzas de la ropa, piedras, fragmentos de plástico duro de cualquier juguete…).

Muchas veces, si se trata de plásticos o de fibras de algodón o tela, la consecuencia mayor es un vómito con el que expulsan directamente el objeto, pero en otras ocasiones hay que extraerlos del estómago o del intestino, donde haya quedado depositado. En estos casos, la ingesta provoca vómitos tras comer, sin digerir, u obstrucciones intestinales graves.

Se pueden producir por productos domésticos (detergente, lejía, etc), plantas ornamentales, raticidas, fármacos, etc. Son más frecuentes en animales jóvenes. Los signos que aparecen son vómitos o salivación excesiva, dilatación pupilar, diarreas, hemorragias o pequeños hematomas en la piel, alteraciones nerviosas o del comportamiento, o por el contrario decaimiento exagerado.

Qué hacer:

- Acudir rápidamente al veterinario

- Aportar la máxima información sobre lo que haya comido

- No dar líquidos ni provocar el vómito si no nos lo ordena el profesional.

- En el caso en que el tóxico sea algún producto que se ha aplicado sobre la piel, se realizará un lavado con agua caliente y jabón. Se aclarará y se repetirá de nuevo la operación.

En el propio domicilio pueden ser frecuentes si tenemos cables de electrodomésticos en el suelo sin proteger o si el animal consigue acceder detrás de un mueble y masticar alguno. Es un problema grave, puesto que puede provocar desde una quemadura en la lengua hasta un edema pulmonar agudo que requerirá cuidados especiales y rápidos por parte de un veterinario. Con la educación evitaremos situaciones de riesgo.

Propios de perros de ciudad que salen a la calle sin una orden o sin una educación adecuada. Hay que respetar ciertos pasos antes de dar ocasión de que sucedan estos contratiempos, no sólo por el riesgo que corre el animal sino por el daño que puede provocar. Por ello, no está permitido dejar salir al animal a la calle sin correa.